Perdonar es un acto de liberación personal

Perdonar todo a todos, en todo momento, independientemente de las circunstancias, es el primer paso hacia la emancipación completa. Hasta ahora, hemos considerado el perdón como una virtud; pero ahora sabemos que es una necesidad.

A aquellos que poseían el espíritu del perdón, les hemos dado nuestra más alta alabanza y hemos pensado que tales personas se autosacrifican en el verdadero sentido de ese término. No sabíamos que el acto de perdonar es la forma más sencilla de aligerar las propias cargas.

De acuerdo con nuestra concepción anterior sobre este tema, el individuo que perdona se niega a sí mismo un privilegio, el privilegio del desagravio y la venganza; por esta razón, lo hemos visto como un héroe o un santo, pensando que no podía ser más que heroico y santo renunciar al supuesto placer de impartir venganza a quienes parecían merecerlo.

Sin embargo, de acuerdo al nuevo punto de vista, el individuo que perdona no es más santo que aquel que insiste en mantenerse limpio, porque en realidad el acto de perdonar simplemente constituye un baño mental completo. Cuando perdonas todo a todos, limpias por completo tu mente de cada pensamiento equivocado o actitud mental adversa que pueda existir en tu conciencia.

Esto explica por qué el perdón es una necesidad y por qué el individuo que perdona todo se emancipa de todo tipo de cargas. Por lo tanto, es beneficioso, lo más altamente beneficioso, perdonar a todos, sin importar lo que hayan hecho, y esto nos incluye también a nosotros mismos. Es tan necesario perdonarnos a nosotros mismos como perdonar a los demás, y la razón principal por la cual el perdón parece ser tan difícil, es porque hemos descuidado perdonarnos a nosotros mismos.

No podemos dejar ir lo que no se desea mientras no hayamos adquirido el arte mental de dejar ir, y para adquirir este arte debemos practicarlo en nuestras propias mentes. Es decir, debemos aprender a dejar ir de nuestras propias mentes todas esas cosas que no deseamos retener.

Cuando te perdonas completamente a ti mismo, tú limpias perfectamente tu mentalidad. Dejas ir todo lo que no es bueno en tu sistema mental. Te emancipas completamente. Lo que sea que tengas contra ti mismo o contra otros, ahora lo sacas por completo de tu mente; en consecuencia, te liberas de tus cargas mentales y cuando las cargas mentales desaparecen, todas las demás cargas también desaparecerán.

Los males que sostenemos en la mente son las únicas cosas que realmente pueden cargar nuestras vidas. Por lo tanto, cuando perdonamos a todos por cada mal que hemos reconocido, ya no cargamos un solo mal en nuestras propias mentes, de este modo, desechamos toda carga y somos perfectamente libres.


Extracto del libro “El Ideal Hecho Realidad” por Christian Larson


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