Cierra la Puerta del Pasado

Nuestra vida está llena de experiencias, recuerdos y vivencias que se van acumulando a lo largo de nuestro caminar. A medida que avanzamos, pasamos por diferentes etapas que nos ayudan a crecer y evolucionar, que nos van transformando. Esto lo podemos percibir porque somos personas distintas a las que éramos hace uno, cinco o diez años. Períodos que comienzan y terminan, un constante salir y entrar, cerrar y abrir. 

Sin embargo, muchas veces entorpecemos ese flujo natural porque entramos a la siguiente etapa sin haber salido completamente de la anterior. Entramos a medias, un poco aquí y otro poco allí. Así, nos volvemos seres confusos, incompletos y ambiguos, preguntándonos dónde estamos. 

En lugar de comenzar una nueva etapa, como un eco, se repite la anterior, sin comprender ¡por qué nuevamente nos sucede lo mismo! La razón es que no podemos avanzar, ni aprender nuevas lecciones, si mantenemos la puerta anterior abierta y una parte de nosotros todavía habita en el pasado.

Pero así seguimos, con un pie adentro y el otro afuera. Cargando con lágrimas no derramadas, conversaciones que no tuvimos, cosas que no dijimos, culpas y resentimientos que nos persiguen como sombras.

Para avanzar, es necesario cerrar completamente la puerta anterior y entrar en la siguiente etapa con un corazón limpio. “Salir del todo y entrar del todo”.

Siempre tenemos la oportunidad de cerrar las puertas que permanecen abiertas. Para empezar, podemos cerrar las puertas que nos conectan con heridas de nuestra infancia, consolar al niño que vive en nuestro interior, asegurándole que es amado, seguro y protegido. Cerrar puertas también implica soltar el amor que ya no está presente y liberar esa historia que ya no existe. Además, perdonar a aquellos que nos han causado dolor y dejar ir el resentimiento.

Debemos comprender que lo pasado ya pasó, se acabó. Esto no significa que tengamos que olvidar lo que hemos vivido. Por el contrario, significa que debemos recordar los buenos momentos y aprender de las experiencias difíciles. Debemos llevar con nosotros solo lo que nos ha hecho crecer y dejar atrás lo que nos ha detenido.

En definitiva, debemos cerrar cada etapa con amor y paz, llevando las lecciones aprendidas. De esta manera, no habrá eco negativo ni sombras que nos persigan, y podremos crear algo nuevo y mejor, permitiendo que la vida siga su curso natural hacia la felicidad. Este es nuestro único destino.

Marcela Allen Herrera.

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