Tú tienes el dominio de tus pensamientos

Tú puedes hacer cualquier cosa con los pensamientos de tu mente. Son tuyos y están bajo tu control. Puedes dirigirlos, forzarlos, silenciarlos o aplastarlos. Puedes disolver un pensamiento y poner otro en su lugar. No hay otro lugar en el universo donde seas el amo absoluto. El dominio que se te ha dado como tu derecho divino está solamente sobre tus propios pensamientos. Cuando entiendas esto por completo y comiences a ejercer tu dominio dado por Dios, comenzarás a encontrar el camino hacia Dios, la única puerta a Dios, la puerta de la mente y el pensamiento.

Si tienes miedo de que no sean provistas las necesidades de la vida el día de mañana, la semana próxima o el próximo año, o para tu vejez, o que tus hijos tengan necesidades, niega ese pensamiento. No te permitas ni por un momento pensar en algo que pueda estar fuera del ámbito del Espíritu Divino, que proporciona todo el Bien. Tú sabes, incluso por tu propia experiencia externa, que el universo es autosuficiente y que su equilibrio está establecido por la ley. La misma ley que lo sostiene todo, te sostiene a ti como una parte.

Reclama tu identidad bajo esa ley, tu unidad con el todo, y descansa en los brazos eternos de la Causa, que no sabe nada de la carencia. Si estás en una condición de pobreza, esta actitud mental te atraerá oportunidades para mejorar tu condición. Aísla tu mente de los pensamientos destructivos de todos aquellos que trabajan bajo la creencia de tiempos difíciles. Si quienes te rodean hablan sobre la limitación financiera, afirma de manera más persistente tu dependencia en la abundancia de Dios.

Al hacer esto, te pones bajo una ley divina de oferta y demanda que nunca está influenciada por las fluctuaciones del mercado o las opiniones de las personas. Cada vez que envías un pensamiento de fe incondicional a la parte Yo Soy de ti mismo, pones en movimiento una cadena de causas que debe traer los resultados que buscas. Pide todo lo que quieras en el nombre de Cristo, el Yo Soy, lo Divino que está dentro, y tus demandas se cumplirán; tanto el cielo como la tierra se apresurarán a cumplir tus órdenes.

Pero cuando hayas pedido algo, debes estar alerta para recibirlo cuando llegue el momento. La gente se queja de que sus oraciones no son respondidas cuando, si sabemos la verdad, no están despiertos para recibir la respuesta cuando llega. Si pides dinero, no esperes que venga un ángel de los cielos y te lo lleve en una bandeja de oro, sino mantén los ojos abiertos para una nueva oportunidad de ganar dinero, una oportunidad que será tan segura como que vives.

Estos son algunos pasos tangibles en el camino hacia la manifestación más grande que deseas.

Por Charles Fillmore


Wisdom Collection Lecciones sobre Prosperidad por Charles Fillmore / Traducción Marcela Allen Herrera


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