La Ley del Suministro

La ley del suministro es una ley divina. Esto significa que es una ley de la mente y debe trabajar a través de la mente. Dios no irá al supermercado y traerá comida a tu mesa. Pero cuando continúas pensando en Dios como tu suministro real, todo en tu mente comienza a despertar y contactar la sustancia divina y mientras la moldeas en tu consciencia, comienzan a surgir ideas que te conectarán con la manifestación visible. Primero obtienes las ideas en la consciencia directamente de su fuente divina y luego comienzas a demostrarlo en lo externo. Es una ley exacta y es científica e infalible. “Primero la hoja, luego la espiga y después el grano maduro en la espiga”. [Marcos 4:28] 

Cuando trabajas en armonía con esta ley universal, cada cosa necesaria es abundantemente suministrada. Tu parte es simplemente cumplir con la ley; es decir, mantener tu mente llena con la sustancia mental, acumular sustancia espiritual hasta que la mente se llene de ella y no pueda evitar manifestarse en tus asuntos en obediencia a la ley “Al que tenga, se le dará”. Pero tú no estás cumpliendo con la ley cuando permites que los agobiados pensamientos de pobreza habiten en tu mente. Ellos atraen otros pensamientos similares y tu consciencia no tendrá lugar para la verdad de que la prosperidad es para ti. Pobreza o prosperidad, todo depende de ti. Todo lo que el Padre tiene es tuyo, pero solo tú eres responsable de la relación del bien del Padre con tu vida. A través del reconocimiento consciente de tu unidad con el Padre y su abundancia, atraes la sustancia viviente a un suministro visible.

No dudes en pensar que la prosperidad es para ti. No te sientas indigno. Destierra todos los pensamientos de ser un mártir de la pobreza. Nadie disfruta de la pobreza, pero algunas personas parecen disfrutar de la simpatía y la compasión que pueden atraer a causa de ella. Supera cualquier inclinación en esa dirección y cada creencia de que estabas destinado a ser pobre. Nadie está sin esperanza, a menos que se resigne a su imaginado destino. Piensa en la prosperidad, habla de prosperidad, no en general, sino en términos específicos, no como algo para otros, sino como tu derecho propio. Niega todas las apariencias de fracaso. Mantente firme y afirma el suministro, el apoyo y el éxito en la cara de los cuestionamientos y las dudas, luego da las gracias por la abundancia en todos tus asuntos, sabiendo con certeza que tu bien se está cumpliendo ahora en espíritu, en mente y en manifestación.

Charles Fillmore -Lecciones sobre Prosperidad Traducción Marcela Allen

Lecciones sobre Prosperidad (Spanish Edition)                

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