El cielo y el infierno son estados mentales

La vida le prueba al individuo que una mente llena de buenas imágenes, con pensamientos pacíficos, amorosos, amables y confiados, está en el cielo, mientras que aquel que vive en el mal, la malicia, la venganza, la injusticia, el dolor y la miseria, está en el infierno. Porque el cielo y el infierno son estados mentales. “El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca cosas malas.” (Mateo 12:35).

Toda la salud y la felicidad que tienes es el resultado de tu creencia en el Bien, el cual, para persistir, debe tener su fundamento en el verdadero conocimiento de Dios. Si quieres ser constantemente feliz, es decir, manifestar tu verdadero Ser que está en paz, es fuerte, sano, próspero, lleno de amor y conocimiento, debes tener buenos pensamientos no solo “de vez en cuando” sino siempre, lo cual significa eliminar cualquier otro tipo de pensamiento.

Debemos empezar a sacar de nuestra mente los pensamientos desdichados y lúgubres, no dejar que los recuerdos de heridas, dolores y errores se apoderen de nosotros, y permitir que solo aquellos pensamientos que dan poder y presencia al Bien permanezcan en nuestra mentalidad. Debemos sacar de nosotros toda duda y temor, todos los pensamientos desalentadores de todo tipo, y aferrarnos solo a los pensamientos que Dios piensa.

Quien se encuentra en un estado de felicidad, está en el cielo, no importa cuál sea su entorno, porque el cielo es una conciencia, no un lugar. El Reino puede estar representado por un lugar lleno de gozo, belleza y bondad, pero principalmente está dentro de nuestros corazones y nuestras mentes, y no depende de lo externo para su perpetuación.

Debemos encontrar el cielo dentro de nosotros mismos, independientemente de las personas que nos rodean y nuestro entorno. Tan pronto como nos identificamos con lo Divino en nuestro interior, nos convertimos en poderes para exteriorizar nuestra felicidad interna en formas que simbolizan adecuadamente la creación de Dios.

“Y cuando los fariseos le preguntaron a él (Jesús) cuándo había de venir el reino de Dios, él les respondió y dijo: El reino de Dios no viene con advertencia; ni dirán: ¡He aquí! O ¡he allí! porque he aquí, el reino de Dios está dentro de ustedes” (Lucas 17: 20-21).  


Extracto del libro “Lecciones Vida Cristiana y Sanación” | Metafísica cristiana para sanar por el Poder de la Palabra por Annie Rix Militz


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