Todos Cosechan lo que Siembran

Nada viene espontáneamente, se cosecha lo que se siembra, donde está la sombra también está la sustancia. Lo que viene al individuo es el producto de sus propias acciones. Una alegre industria conduce a una mayor industria y al aumento de la prosperidad, mientras que el trabajo eludido o realizado con descontento, conduce a un menor grado de trabajo y la disminución de la prosperidad. Así, con todas las variadas condiciones de la vida tal como las vemos, estos son los efectos de las acciones, los destinos forjados por los pensamientos y acciones de cada individuo en particular. Lo mismo sucede con la gran variedad de caracteres, ellos son el crecimiento y maduración de la siembra de los actos, una siembra no limitada únicamente a esta vida visible,

Las personas invariablemente cosechan lo que siembran; y seguramente llegará el momento en que los reformadores sociales y los políticos prestarán más atención al desarrollo del carácter que a la simple ganancia de problemas de partidos.

Así, como el individuo cosecha lo que él siembra, la nación – siendo una comunidad de individuos – también cosecha lo que siembra. Las naciones se hacen grandes cuando sus líderes son personas justas; caen y se desvanecen cuando la persona justa se va. Aquellos que están en el poder dan un ejemplo – bueno o malo – para toda la nación. La paz y la prosperidad de una nación serán muy grandes, cuando se levante dentro de ella una línea de hombres de Estado que, tras haber establecido una sublime integridad de carácter, dirijan las energías de la nación hacia la cultura de la virtud y el desarrollo del carácter, sabiendo que sólo a través del trabajo personal, la integridad y la nobleza, puede proceder la prosperidad nacional.

Aun así, por encima de todo, está la Gran Ley, calmadamente y con justicia infalible, repartiendo a los mortales sus destinos fugaces, llenos de lágrimas o sonrisas, el tejido de sus manos. La vida es una gran escuela para el desarrollo del carácter y todos, a través de la lucha y el esfuerzo, el vicio y la virtud, el éxito y el fracaso, están lentamente pero con certeza, aprendiendo las lecciones de sabiduría.


James Allen – Edición y Traducción Marcela Allen | Colección Wisdom


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