El ser humano como Mente está sujeto a cambios. Él no es algo “hecho” y finalmente terminado; tiene en su interior la capacidad de progreso.
Por la ley universal de la evolución él se ha convertido en lo que es y se está convirtiendo en lo que será. Su ser es modificado por cada pensamiento que piensa. Cada experiencia afecta a su carácter. Cada esfuerzo que hace, cambia su mentalidad. En esto consiste tanto el secreto de la degradación del individuo como también de su poder y salvación, si utiliza esta ley de cambio en la elección correcta de pensamiento.
Vivir es pensar y actuar, y pensar y actuar es cambiar. Mientras el individuo sea ignorante de la naturaleza del pensamiento él continuará cambiando para mejor y peor. Sin embargo, cuando se familiariza con la naturaleza del pensamiento, inteligentemente acelera y dirige el proceso de cambio, y es sólo para mejor.
La suma total de los pensamientos de un individuo, eso es él, y en este hecho no hay ni la más mínima fracción de desviación. Hay un cambio como resultado de la suma y resta de pensamiento, pero la ley matemática es invariable.
Viendo que el ser humano es mente, y que esa mente se compone de pensamiento, y ese pensamiento está sujeto a cambios, se deduce que, cambiar deliberadamente el pensamiento es cambiar al individuo.
Todas las religiones trabajan sobre el corazón – el pensamiento de las personas – con el objeto de dirigirlo hacia canales más puros y más altos. El éxito en esta dirección, ya sea parcial o total, se llama “salvación”, es decir, la liberación de un tipo de pensamiento, una condición de la mente, por la sustitución de otro pensamiento, otra condición.
Es cierto que los dispensadores de la religión hoy en día no saben esto, debido al velo hipotético que interviene entre el hecho y su conciencia. Pero lo hacen sin saberlo, y los grandes maestros que fundaron las diversas religiones edificaron sobre este hecho, como claramente lo demuestran sus preceptos. Las principales cosas sobre las que estos maestros ponen énfasis y constantemente reiteran – tales como la purificación del corazón, tener pensamientos correctos y el hacer buenas acciones – ¿qué son sino la llamada a un modo superior, más noble de pensamiento, fuerzas energizantes instando a hombres y mujeres a hacer un esfuerzo en la elección de los pensamientos que los elevarán a los reinos de mayor poder, mayor bienestar, mayor felicidad?
La oración, la meditación, la devoción, estos son los principales medios que los hombres de todas las edades emplean para llegar a los modos más altos de pensamiento, amplios aires de paz, vastos reinos de conocimiento, “como es el pensamiento en su corazón, así es él.” Él es salvado de sí mismo, de su propia locura y sufrimiento mediante la creación interna de nuevos hábitos de pensamientos, convirtiéndose en un nuevo pensador, un nuevo ser .
“Luz en las Dificultades de la Vida” por James Allen | Wisdom Collection