La Mentalidad Rica (Parte 1)

Por  Harriet Hale Rix. (Septiembre, 1914)

El mundo está siendo educado, como nunca antes, para reconocer la verdad, toda la verdad acerca de la prosperidad. El mundo está exigiendo hoy más que nunca antes lo noble y lo ideal, honestidad en todas las operaciones financieras. Estamos pasando por un tiempo crítico y aquellos que saben más sobre la verdad en conexión con la prosperidad, el éxito y los temas afines, pasarán por esta crisis con menor proporción de malestar y sentido de pérdida.  Los más materialistas, aquellos del mundo comercial quienes deben tener dinero para sentirse ricos, sufrirán más el pánico, la perturbación y la presión.

Pero a medida que pasamos por estos tiempos críticos, somos purificados y limpiados, especialmente si intentamos pensar correctamente de lo que parece nuestra desventaja. Me gustaría hacer una declaración aquí y la mantendrás esta noche en el silencio, y plantarás esta declaración, esta idea, en tu corazón como si fuera una semilla, para que crezca. Es esta:

Mientras más difícil es la situación, más alto te elevarás si piensas correctamente sobre ella. 

Hagamos una comunicación estrecha y cercana con el corazón de la misma, para que en el futuro cuando necesitemos ser fuertes bajo una gran presión o tentación, a través de este pensamiento correcto, podamos ser bendecidos y confortados.

Esta es una regla excelente y cierta para todas nuestras actividades y especialmente para la prosperidad que, si piensas correctamente sobre una cosa, tú eres maestro de la situación y no hay mal en ella ni pérdida ni limitación que pueda retenerte o atarte. Pero también tienes la necesidad de filosofar acerca de cuál es el pensamiento correcto, o cuál es la conciencia más elevada sobre un tema. Yo creo que la única respuesta aquí debe ser, pensar como Dios piensa de ello. No podemos ir más allá de esto; pensar en una experiencia como Dios piensa sobre ella, es la victoria.

El pensamiento correcto es salud, alegría, libertad, prosperidad. La prosperidad, no consiste en las cosas que posees, en el dinero que tienes en el banco. De hecho, podríamos decir desde un punto de vista muy simple, que si entiendes absolutamente la prosperidad no tienes necesidad de ninguna cuenta bancaria. La prosperidad es una forma, un modo de pensar. Así también lo es la pobreza. Tú eres pobre si te clasificas a ti mismo de esta manera, y eres rico si puedes pensar pensamientos ricos, pensamientos que son constructivos, optimistas, ilimitados – esto instantáneamente corona tu éxito.



La mentalidad debe primero ser rica hacia Dios – rica en conocimiento y conciencia de Dios. Yo no puedo pensar en la riqueza y la prosperidad y el éxito como una posesión perdurable, para aquellos que son insensibles respecto a la vida espiritual. El Dr. Bucke, quien estudió la conciencia cósmica por más de treinta años, afirma que en todos sus exámenes de hombres y mujeres nunca ha encontrado ni un solo caso de conciencia cósmica, donde el individuo estuviera empeñado en ganar dinero; cuya total concepción de la vida fuera la acumulación. Esto es una ley. No puedes amar a Dios y amar el dinero. No puedes trabajar por un gran ideal y trabajar por fines egoístas, por dinero o para ganarse la vida.

Es un error trabajar para ganarse la vida. Trabajar de esta forma es ser un esclavo bajo el dominio de las leyes de la esclavitud. Nunca trabajes para vivir. ¿Cómo puedes ganarte la vida? ¡La vida está! No puedes pagar por ella. No tienes precio que puedas dar a cambio por la vida, por tu aliento y por tu ser. Tú no estás aquí para trabajar con arduo esfuerzo para hacer vida. Tú estás aquí bajo la bendición de Dios para vivir una vida bondadosa, saludable, de éxito y buena voluntad hacia los demás y sacar el Yo Divino de tu propia naturaleza.  

Dios vive en ti cada momento. Si estás consciente de que Dios es tu misma vida y tu ser, tú no trabajarás para expresarlo en términos de conciencia mortal, en dólares y centavos y salario. Ya no servirás a los conceptos de prosperidad del viejo mundo. Lo que hagas lo harás con tu poder al servicio del Principio, como el hermano Lawrence – él no trabajó para vivir, trabajó para expresar a Dios viviendo de una manera muy encantadora para atraer a otros hombres a la vida divina. La cocina del monasterio, donde él cocinaba, era más magnética que cualquier otra parte en todo el lugar. Él era rico para Dios y para el hombre, no como un buey impulsado por los deberes exigidos hacia él. Era un hombre sirviendo a un gran Principio y vivió en seguridad. 

Tú eres útil para Dios cuando te has vaciado de ti mismo y te mantienes alejado de la preocupación, el temor y la intranquilidad sobre hoy, mañana o ayer. Tu vida es inspirada e inspiradora. Quien entra en contacto con un alma inspirada se da cuenta de la belleza de ella. La mentalidad rica es la inspiración de vida. Voy a decir algo sobre eso más adelante, pero por ahora afirmaré esto: que la mentalidad rica está tan llena de la consciencia despierta, tan absolutamente segura de la verdad, lo Ideal y lo Real, que nunca teme la pobreza. No está siendo obstaculizada por ningún esfuerzo para luchar contra la pobreza, o la carencia, o necesidad. Es toda amor, toda paz, porque es el amor del Bien reconocido.  

Ahora, se puede describir la antigua vida de pobreza como en Génesis, la maldición, la antigua maldición Adámica sobre el hombre, que trabajará con el sudor de su frente, y la raza ha considerado esta ley como proveniente de la gran mente de Dios, de la gran Mente de Sabiduría. Pero reconocemos que esto es no es el diseño del Altísimo; es una idea surgida a través de la mente del hombre, bajo la creencia de que ha caído en pecado y debe ser castigado y, después de pagar totalmente el precio, puede entrar en el paraíso.



Esta no es la actitud como lo vemos en el carácter despierto. Si tú estás reconociendo internamente que tú eres el Hijo de Dios, tomarás la postura de Jesucristo y lanzarás fuera el yugo de la antigua maldición y rehusarás trabajar con el sudor de tu frente. Tú sabes que las leyes menores son cumplidas en la gran ley que pone al hombre en sintonía con el infinito. Porque él amo a Dios primero – su Divinidad – él está libre de toda ley que limita. Es la única ley que realmente libera al hombre – amar con toda la mente y el alma y la fuerza, y ejercer este amor hacia los demás seres – amar tu prójimo como tu Dios, o como tu Ser Divino.

Así el hombre se presenta a sí mismo cuando encuentra al Hombre que es realmente rico. Él comienza a darse cuenta que no es pobre en espíritu sino rico en sabiduría, Dios siendo su mente, su inteligencia, su poder de pensamiento, él es gobernado y guiado y controlado por la Mentalidad Rica. Él no se queja, ni gime, ni teme la pobreza. Tampoco se prepara para un futuro en el que carecerá de algo bueno, porque él sabe que hay Un Proveedor, Una Presencia Inagotable. Porque esa fe lo une con este Gran Espíritu, activo y vivo dentro de él. Por lo tanto, no se prepara para una vejez tan poco atractiva, con sus penas y carencias. Él tiene la intención de volverse más atractivo, porque cuanto más viejo se hace, más cerca debe estar del Gran Centro y la Gran Luz Blanca del Ser.

La segunda parte continúa en el siguiente link:

LA MENTALIDAD RICA – SEGUNDA PARTE

 


Conferencia realizada en el Hotel Brighton, Washington EE.UU en Septiembre de 1914. Por Harriet Hale Rix  / Traducción Marcela Allen Herrera


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