Por William Atkinson.
Tu alma es un centro de Poder y tú puedes lograr lo que quieras – “¡Voy a encontrar la manera o haré una!” – ese es el espíritu que gana.
Conozco a un hombre que ahora está a la cabeza de un gran banco. Comenzó allí como mensajero. Su padre tenía un botón hecho para él con una “P” y se lo puso en su abrigo. Él le dijo: “Hijo, esa ‘P’ es un recordatorio de que algún día vas a ser el Presidente de tu banco. Quiero que tengas este pensamiento en tu mente. Cada día haz algo que te ponga más cerca de tu meta.”
Cada noche después de la cena, le decía, “Hijo, ¿qué hiciste hoy?” De esta manera el pensamiento se mantuvo siempre en mente. Se concentró en convertirse en presidente de ese banco y lo hizo. Su padre le dijo que nunca le dijera a nadie lo que esa “P” representaba. Un gran número de bromas se hicieron por parte de sus compañeros, quienes trataban de averiguar lo que representaba, pero nunca lo supieron hasta que fue nombrado presidente y luego contó el secreto.
No disipes tus energías tratando de satisfacer cada uno de tus caprichos, concéntrate en hacer algo que realmente valga la pena. El hombre que se fija a algo, no falla. Como dijo Emerson: “Poder para aquel que ejerce el poder.”
El éxito de hoy depende en gran medida de concentrarse en la Ley de la Fuerza Interior, porque cuando haces esto, despiertas esos poderes del pensamiento o fuerzas que, cuando se utilizan en los negocios, aseguran resultados permanentes. Mientras no seas capaz de hacer esto, no habrás alcanzado tu límite en el uso de tus fuerzas.
Este gran universo está entretejido con miríadas de fuerzas. Tú haces tu propio lugar y si es uno importante depende de ti. Mediante la indestructible e invencible Ley, en el tiempo puedes lograr todas las cosas que son correctas, por lo tanto, no tengas miedo de emprender lo que realmente deseas lograr y estás dispuesto a pagar por ello con esfuerzo. Todo lo que es correcto, es posible. Lo que es necesario inevitablemente tomará lugar. Si algo es correcto, es tu deber hacerlo, aunque todo el mundo piense lo contrario. “Dios y uno son siempre mayoría” o en palabras sencillas, esa omnipotente ley interior , que es Dios, y el organismo que te representa, es capaz de conquistar el mundo entero si su causa es absolutamente justa. No digas “Me gustaría ser una gran persona”, tú puedes hacer cualquier cosa que sea apropiada y que desees hacer; sólo di: “Yo puedo. Yo lo haré. Yo debo”. Sólo debes darte cuenta de esto y el resto es fácil. Tienes fuerzas y facultades latentes para dominar cualquier cosa que intente interferir con tus planes.
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“Que los problemas y las responsabilidades de la vida vengan densos y rápidos. Estoy listo para ellos. Mi alma es invencible. Yo represento la infinita ley de la fuerza o de todo poder. El Dios en mi interior es toda mi fuerza suficiente y una ayuda siempre presente en tiempos de angustia.
Mientras mayores sean las dificultades, mayores los triunfos que vendrán a través de mí. Mientras más difíciles mis pruebas, más rápido voy en el desarrollo de mi inherente fuerza.
Que todo lo demás me falle. Esta confianza interior es todo lo que necesito. El bien debe prevalecer. Pido sabiduría y poder para conocer y seguir lo correcto. Mi ser superior es toda sabiduría. Yo ahora me acerco a él ”
Extracto del Libro “El Poder de la Concentración” por William Atkinson – Traducción de Marcela Allen
🙂