Cómo Actúan los Pensamientos

Tu mente o espíritu está continuamente entregando su fuerza o pensamiento o recibiendo alguna cualidad de tal fuerza, tal como una batería eléctrica puede dar su energía y después puede ser repuesta. Cuando estás dando tu fuerza ya sea en hablar, escribir o en el esfuerzo físico de cualquier tipo, eres positivo.  Cuando no la usas, eres negativo. Cuando eres negativo o receptivo estás recibiendo la fuerza o elemento de algún tipo o cualidad, la cual puede ocasionarte un daño temporal o un permanente bien. Todo el mal, de cualquier tipo, no es más que temporal. El curso de tu espíritu, a través de todas las vidas sucesivas, es hacia la condición de una felicidad cada vez mayor y sin límites.

Hay venenosas atmósferas de pensamientos tan reales como los humos tóxicos de arsénico u otros vapores metálicos. Es posible que, si eres negativo, en una sola hora que estés sentado en una habitación con personas cuyas mentes están llenas de envidia, celos, cinismo o desaliento, literalmente absorbas de ellos un elemento de pensamiento venenoso, lleno de enfermedad. Es tan real como cualquier gas nocivo, vapor o miasma. Es infinitamente más peligroso, tan sutil es su trabajo, que la lesión completa no puede verse hasta días después, y luego se atribuye a alguna otra causa.

Cuando estás en estado negativo o receptivo, es de gran importancia considerar donde te encuentras, o por qué elemento de pensamiento – que emana de otras mentes –  estás rodeado, ya que entonces eres como una esponja, un elemento inconscientemente absorbente, lo que puede hacer un gran daño temporal o un enorme bien permanente para la mente y el cuerpo.

Durante varias horas de esfuerzo de cualquier tipo, como sostener una conversación de negocios, caminar, escribir, supervisar tu hogar o realizar cualquier tipo de trabajo artístico, estás enviando fuerza o siendo positivo. Entonces, hasta cierto punto, has drenado la fuerza de ti mismo. Si ahora vas inmediatamente a una tienda llena de clientes apresurados, o visitas a una persona enferma, o vas a un hospital, o a una turbulenta reunión, o te entrevistas con un individuo desagradable lleno de mal humor y ganas de discutir, te conviertes en negativo a ellos. Entonces eres la esponja absorbiendo el elemento del pensamiento perjudicial de la tienda llena de gente, el elemento del pensamiento enfermizo de la cama del enfermo o en el hospital, el elemento venenoso y sutil de cualquier persona o personas, cuyas mentes envían una calidad de pensamiento menos sano o más negativo que el tuyo.



Si vas fatigado en la mente o el cuerpo entre una multitud de personas fatigadas, inquietas, preocupadas, ellos no sacan tu fuerza porque tienes muy poca fuerza para dar, pero tú absorbes y, por el momento, haces que ese pensamiento de prisa y fatiga sean una parte de ti mismo. Entonces, hablando en sentido figurado, te has echado encima una carga de plomo. A medida que absorbes esa calidad de pensamiento, tú vas a pensar en muchas cosas de la manera que ellos lo hacen y además verás las cosas como ellos lo hacen. Tú te desalentarás, aunque antes hayas estado esperanzado. Tus planes de negocios, que para ti parecían muy probable tener éxito, ahora parecen imposibles y visionarios. Vas a temer, donde antes tenías valor; posiblemente vas estar indeciso, y en la imprudencia de la indecisión comprarás algo que no necesitas realmente, harás o dirás algo, o tomarás algún paso ligero en los negocios que tú no habrías hecho si fuese por ti mismo, en otras palabras, si hubieses estado pensando tus propios pensamientos y no los pensamientos nebulosos de la multitud a tu alrededor. Posiblemente volverás a casa fatigado y enfermo en la mente y el cuerpo. Por lo tanto, y a través de estas causas, la persona con la que estuviste una hora o el estado de ánimo en el que estuviste durante el encuentro con esa persona, pueden causar el éxito o el fracaso de tus empresas más importantes. De tal persona puedes absorber un pensamiento que puede causar que alteres tus planes, ya sea para el éxito o el fracaso.

Si debes mezclarte entre las multitudes o con mentes cuyos pensamientos son inferiores a los tuyos, házlo sólo cuando estés más fuerte en la mente y el cuerpo y ándate tan pronto como te sientas fatigado. Cuando estás fuerte, eres el imán positivo, alejando el elemento perjudicial de esos pensamientos. Cuando estás débil, te conviertes en el magneto negativo, atrayendo esos pensamientos hacia ti; y tales pensamientos están cargados de enfermedad física y mental.

Los individuos positivos son los conductores y los emprendedores y tienen el mayor éxito del mundo. Sin embargo, no es bueno estar siempre positivo o enviando fuerza; si es así, vas a alejar de ti muchas ideas valiosas. Tiene que haber un tiempo para la reserva mental de la fuerza o el pensamiento, tanto para recibir como para dar. La persona que está siempre en la actitud positiva de la mente – él o ella nunca va a poder escuchar nuevas ideas sin tratar de luchar inmediatamente – quien nunca toma tiempo para escuchar tranquilamente las ideas porque pueden parecerle excéntricas o extravagantes, quien insiste que lo que no le parece razonable necesariamente debe ser irrazonable para todos los demás, una mente que mantiene constantemente esta actitud mental, sin duda será drenada de toda fuerza.

Por otro lado, las personas que son siempre negativas o siempre en el estado receptor, aquellos  que “no saben lo que piensan” por dos horas seguidas, que son balanceados inconscientemente por todas las personas con las que hablan, aquellos que cuando van con un plan o un propósito, se dejan desanimar por una mueca, por una sola palabra de oposición, ellos son como el depósito que siempre se llena de barro y basura, hasta que por fin se detiene la tubería de distribución; en otras palabras, tienen su capacidad de envío de fuerza casi destruida y fracasan en todo lo que emprenden.

Por regla general, debes ser positivo cuando te relacionas con el mundo, por la misma razón que el boxeador debe ser positivo cuando se pone de pie frente a su antagonista. Pero debes ser negativo cuando te retiras del ring, o te vas a cansar enfrentando constantemente a los oponentes en cualquier tipo de contienda, incluso en el pensamiento.


Extracto del libro “El Dios en ti” por Prentice Mulford – Colección Sabiduría


Fotografia del Post:  S. Hermann & F. Richter from Pixabay


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