Por Christian D. Larson.
El amor no es simple sentimiento, ni tampoco emoción común. El amor también tiene calidad. Hay amor corriente y hay formas superiores de amor de calidad. Por lo tanto, el amor con el que amamos debe ser desarrollado en mayor valor si queremos penetrar en los reinos de valor a través de nuestro amor.
La razón por la cual naturalmente pensamos más en lo que más nos gusta, se encuentra en el hecho de que no puede haber división en el amor. Cuando realmente amas algo, ese algo recibirá enteramente toda tu atención. Y como todo tu pensamiento va hacia donde se dirige tu atención, entonces darás todo tu pensamiento -tanto consciente como inconscientemente – a aquello que amas. Esto lo sabemos todos por nuestra propia experiencia personal y encontraremos que todo el mundo ha tenido la misma experiencia, demostrando así universalmente lo absoluto de esta ley.
Todos hemos visto a la gente volverse hermosa en rostro y carácter después que habían comenzado a amar algún propósito elevado y noble. Y podemos encontrar miles que se han vuelto cada más comunes porque han seguido amando lo mediocre. Al vivir en lo mediocre, naturalmente se volvieron como lo mediocre y por lo tanto sus acciones mentales se volvieron inferiores y tanto la mente como la personalidad se volvió inferior en proporción.
Los elementos del cuerpo pueden estar en un bajo estado de acción y expresar crudeza, o pueden estar en un alto estado de acción y expresar refinamiento; y el estado de la mente determina cuáles serán esas acciones, si serán crudas o refinadas. La mente baja, corriente, invariablemente dará acciones lentas o crudas al sistema y en tal persona la forma física se parece mucho a la arcilla común. Pero una mente elevada, una mente que vive en lo ideal y lo hermoso y en la realización de las maravillosas posibilidades de la mente, dará acciones altamente refinadas al cuerpo; y tal cuerpo será naturalmente superior en finura, calidad y sustancia. Por lo tanto, es verdad que hay personas que están hechas de una arcilla más fina; no porque hayan venido de los llamados ‘nobles antepasados’, sino porque sus pensamientos se han vuelto hermosos, nobles y elevados.
La actitud de amor hacia todo lo que es superior debe cultivarse con el mayor entusiasmo y el amor mismo también debe hacerse superior a medida que avanzamos en la realización del verdadero valor. Es de esta manera que encontraremos el verdadero camino, el camino al pensamiento elevado, al pensamiento noble y al pensamiento correcto. Y recuerda que el hombre – constantemente y seguramente – se convierte en la semejanza de aquello en lo que más piensa.
Ya que pensamos más en lo que más amamos, debemos amar intensamente todo lo que es bello y sublime; debemos amar todo lo que es elevado e ideal; debemos amar el lado verdadero, el lado superior y genuino en todas las personas y en todas las cosas. Y nunca debemos pensar en lo inferior, en ningún momento. Debemos amar lo perfecto, lo divino y lo espiritual de cada alma en existencia y dar todo el corazón al amor de las cualidades sublimes del Supremo. Así encontraremos que el cuerpo, la mente y el alma responderán al pensamiento perfecto que nosotros así formamos viviendo en las alturas mentales.
Gradualmente encontraremos que todos los elementos de nuestra naturaleza cambian para mejor, volviéndose cada vez más como esos sublimes estados mentales de los cuales somos tan vívidamente conscientes cuando estamos en las alturas.
Por Christian Larson – Traducción Marcela Allen
Libros de Christian D. Larson – Wisdom Collection
