Por Thomas Troward.
Los Kabbalistas nos hablan de “la palabra perdida”, la palabra de Poder que la humanidad ha perdido. Para quien descubre esta palabra todas las cosas son posibles.
¿Esta palabra realmente está perdida? Sí, y No. Es el secreto abierto del universo, y la Biblia nos da la clave. Nos dice: “La Palabra está cerca de ti, en tu boca y en tu corazón”. Es la más conocida de todas las palabras, la palabra que en nuestro corazón comprendemos como el centro de nuestro ser consciente, y que está en nuestra boca cien veces al día. Es la palabra “Yo Soy”. Porque Yo Soy lo que Soy, puedo ser lo que quiero ser. Mi individualidad es uno de los modos en que el Infinito se expresa a sí mismo, y por lo tanto Yo mismo Soy ese poder que es lo más interno de todas las cosas.
Para mí, comprendiendo así la gran unidad de todo Espíritu, el infinito no es lo indefinido, porque lo veo como lo infinito de Mí mismo. Es el mismo Yo Soy que soy; y esto no por ningún acto de favor incierto,sino por la ley de la polaridad que es la base de toda la Naturaleza.
La ley de la polaridad es aquella ley según la cual todo alcanza su plenitud manifestándose en la dirección opuesta a aquella desde la cual comenzó. Es la simple ley por la cual no puede haber interior sin exterior, ni un extremo de un palo sin un extremo opuesto.
La vida es movimiento, y todo movimiento es la apariencia de energía en otro punto, y, donde no se ha hecho ningún trabajo, bajo otra forma que aquella en que se originó; pero dondequiera que vuelva a aparecer, y en cualquier nueva forma, la energía vivificante sigue siendo la misma. Esto no es otra cosa que la doctrina científica de la conservación de la energía, y es sobre este principio bien reconocido que se basa nuestra percepción de nosotros mismos como partes integrales del gran poder universal.
Hacemos bien en prestar atención a los dichos de los grandes maestros quienes han enseñado que todo Poder está en el “Yo Soy”,y aceptar esta enseñanza por la fe en su propia autoridad es mejor que no aceptarla en absoluto; pero la mejor manera es saber por qué enseñaron así y darnos cuenta de esta primera gran ley que todos los maestros han dado cuenta a través de los siglos.
Es sin duda, cierto que la “palabra perdida” es la que nos resulta más familiar, siempre en nuestros corazones y en nuestros labios. Hemos perdido, no la palabra, sino la realización de su poder. Y como se abren hacia nosotros las profundidades infinitas del significado que llevan consigo las palabras Yo Soy , comenzamos a darnos cuenta de la maravillosa verdad de que nosotros mismos somos el Poder que buscamos.
Es la polarización del Espíritu desde lo universal hacia lo particular, llevando consigo todos sus poderes inherentes, así como la llama más pequeña tiene todas las cualidades del fuego. El Yo Soy en el individuo no es otro que el Yo Soy en lo universal. Es el mismo Poder que trabaja en la esfera más pequeña de la cual el individuo es el centro.
Esta es la gran verdad que los antiguos expusieron bajo la figura del Macrocosmos y del Microcosmos, el Yo Soy inferior reproduciendo la imagen precisa del superior y lo que nos dice la Biblia cuando habla del hombre como la imagen de Dios.
Extracto de libro “Tu Poder Oculto”- Thomas Troward / Traduccion Marcela Allen
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