Los Pensamientos se Reflejan en el Rostro

Nuestro pensamiento invisible y silencioso está siempre haciendo fluir de nosotros un elemento y una fuerza tan real como la corriente de agua que podemos ver o la corriente de electricidad que no podemos ver.  Se combina con los pensamientos de los demás y de tales combinaciones se forman nuevas cualidades de pensamiento, así como en la combinación de productos químicos se forman nuevas sustancias.

Si envías en pensamiento los elementos de preocupación, inquietud, odio o pena, estás poniendo en acción fuerzas perjudiciales para tu mente y tu cuerpo. El poder de olvidar implica el poder de desviar el pensamiento o elemento desagradable o dañino y poner en su lugar el elemento beneficioso, para construir en lugar de derribarnos.

El carácter del pensamiento que pensamos o enviamos, afecta nuestros asuntos de manera favorable o desfavorable. Influye en los demás a favor o contra nosotros. Es un elemento que se siente por otros agradablemente o desagradablemente, inspirándoles confianza o desconfianza.

El estado mental predominante, o el carácter del pensamiento, forma el cuerpo y sus características. Nos hace agradables o desagradables, atractivos o repulsivos para otros. Nuestro pensamiento moldea nuestros gestos, nuestros modos, nuestro caminar.  Incluso el más mínimo movimiento del músculo tiene un estado de ánimo, un pensamiento detrás. Una mente siempre determinada siempre tiene un caminar determinado. Una mente siempre débil, cambiante, vacilante e incierta, hace un paso lento, inseguro, incierto.  El espíritu de determinación refuerza todos los músculos. Es el elemento de pensamiento de determinación llenando cada músculo.

Observa a los hombres y mujeres descontentos, sombríos, melancólicos y malhumorados, y verás en sus rostros pruebas de la acción de esta silenciosa fuerza de su pensamiento desagradable, cortando, tallando y dando forma a su expresión actual. Tales personas nunca gozan de buena salud, porque esta fuerza actúa sobre ellos como veneno y crea alguna forma de enfermedad.

Un persistente pensamiento de determinación con un propósito – especialmente si tal propósito es beneficioso para otros y para nosotros mismos –  llenará cada nervio con fuerza. Es un egoísmo sabio que funciona para beneficiar a otros y también a nosotros mismos. Porque en espíritu, y en elemento real, todos estamos unidos; somos fuerzas que actúan y reaccionan mutuamente, para bien o para mal, a través de lo que ignorantemente llamamos “espacio vacío”.

Hay nervios invisibles que se extienden de persona a persona, de ser a ser. En este sentido, toda forma de vida está conectada. Todos somos “miembros de un solo cuerpo”. Un mal pensamiento o acto es una pulsación de dolor conmoviendo a través de miríadas de organizaciones. El pensamiento y el acto bondadoso otorgan alegría y felicidad. Entonces, es una ley de la naturaleza y de la ciencia, que no podemos hacer un bien real a otro sin hacerlo también para nosotros mismos.


“Tu Poder Supremo” por Prentice Mulford / Colección Sabiduría


¡ Suscríbete a nuestro blog!

¡Regístrate para recibir Felicidad en tu correo electrónico!

No enviamos spam. Lee nuestra política de privacidad para obtener más información.

Te puede interesar...