Nuestra felicidad depende de nuestro pensamiento. Esa es la ley de nuestra vida

En el universo físico encontramos que las leyes automáticas gobiernan todo. Por ejemplo, el árbol no puede decir “no lo haré” debido a la ley que lo mantiene en su lugar. Crece sin ninguna voluntad propia. Lo mismo ocurre con toda la naturaleza, pero cuando llegamos al ser humano, encontramos una diferente manifestación del Espíritu, un ser que puede decir “Yo elijo”.

En toda la creación, solo el ser humano es libre de elegir, sin embargo, solo él tiene necesidades, está enfermo, sufre y es infeliz. ¿Por qué? porque no ha encontrado su verdadera naturaleza. Precisamente aquello que debería liberarlo – y eventualmente lo hará – ahora lo limita.

Dios no podría hacer un individuo sin hacerlo capaz de pensar, y él no puede pensar sin traer sobre sí mismo los resultados de su pensamiento, bueno o malo. Esto no significa usar dos poderes sino usar el Único desde dos puntos de vista.

Nada es bueno o malo en sí mismo. Todas las cosas existen en la mente como una potencialidad. La mente eternamente está actuando sobre el pensamiento, continuamente produciendo sus propias imágenes mentales y enviándolas a manifestación.

El individuo está hecho para ser un compañero del Infinito, pero, para llegar a este exaltado plano del ser, debe tener libertad y dejarse solo para descubrir su propia naturaleza; devolverle el amor a su Creador solo cuando así lo decida.

Entonces, este maravilloso Dios debe esperar en el portal de la mente humana. “He aquí, estoy en la puerta y llamo”, la apertura debe ser por parte del individuo. El impulso divino del amor infinito se acumula sobre él y espera su reconocimiento. En el centro de su ser está todo el poder que necesitará en el camino de su desarrollo.

A menudo pensamos en Dios como lejano, y en el individuo como un ser separado del Bien Supremo. Ahora, estamos llegando a ver que Dios y la humanidad son Uno, y que ese Uno simplemente está esperando el reconocimiento del ser humano, entonces puede surgir y convertirse para él en todo lo que pueda desear o necesitar.

No podría ser de otra manera. Todos estamos en la Mente y la Mente está siempre creando para nosotros mientras pensamos; y como somos criaturas pensantes – siempre pensando- nuestra felicidad depende de nuestro pensamiento. Consideremos esto la ley de nuestra vida.  


Ernest Holmes “La Mente Creativa – Serie de Charlas sobre Ley Mental y Espiritual”


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