Por Prentice Mulford.
La asociación adecuada es uno de los organismos más grandes para la obtención de éxito, salud y felicidad. Asociación, aquí significa algo más allá de la proximidad física de los cuerpos. Tú estás literalmente más cercano a la persona o personas en las cuales más piensas, a pesar de que estén a miles de kilómetros de distancia.
Si has estado durante mucho tiempo en asociación con una persona con pensamientos negativos de cualquier tipo, has absorbido un elemento del pensamiento inferior al tuyo y no puedes, aunque se corte la conexión, librarte de inmediato a ti mismo de la corriente de pensamiento inferior que fluye de ella hacia ti, a pesar de que les separen miles de kilómetros. La distancia equivale muy poco en el mundo invisible del pensamiento. Si esa persona está frecuentemente en tu pensamiento, su mente aún actúa sobre la tuya enviando elementos perjudiciales. Debes aprender a olvidarle si deseas escapar de las lesiones. Eso debe ser un proceso gradual. Al olvidarte de esa persona cortas los cables invisibles que les mantienen unidos, a través del cual se han enviado elementos perjudiciales para ti.
¿Esto suena frío, cruel y duro? Pero, ¿dónde está el beneficio de que dos personas estén atadas en el pensamiento o la memoria, si uno o ambos están siendo lastimados? Si uno se lastima, en el tiempo el otro también lo hará. Pero la mente superior recibe una lesión más inmediata; y por esta causa, más de una persona no es capaz de alcanzar la posición en la que él o ella debieran estar.
Por esta razón también viene la enfermedad, la falta de vigor, pesadez y torpeza. El elemento más duro enviado por otro, y que es absorbido por ti, puede materializarse en sustancia física y hacerse visible y sentido en tu cuerpo en forma de grasa excesiva y no saludable, hinchazón de las extremidades, o cualquier otro signo externo de enfermedad y decadencia. En tal caso, no es realmente tu propio pesado y deformado cuerpo lo que estás llevando. Es el cuerpo inferior de otra persona enviado hacia ti en el pensamiento.
Extracto de “El Dios en ti” por Prentice Mulford / Traduccion Marcela Allen Herrera
